EL ARTE DE CAMBIARSE A SÍ MISMO (PARTE II)
Prometo no escribir nada que suene a coaching, autoayuda o psicología low cost. Prometo no explayarme con frases grandilocuentes, incurrir en metáforas para estudiantes de Reiki nivel 1 o tópicos manidos en directos de Instagram. Puedo prometerte todo esto...y aún así lo más probable es que este post acabe convirtiéndose en otro post mainstream sobre la industria capitalista de la felicidad. Pero al menos quiero comenzar esta intro con el propósito grandilocuente de escribir un artículo trascendental que le cambie la vida a la gente. Después volveré al redil de mi plácida vida de psicólogo funcionario, al quehacer habitual de mis reflexiones de pensador corriente y ordinario y al anonimato que proporciona la conciliación familiar. Y sin embargo, ¡Qué dulce puede resultar la futilidad cuando al menos, por un instante, uno se propuso pasar a la historia con la cándida pretensión de cambiar el mundo! Advertencia: desconozco si eres muy amante de la cultura japonesa, pero te anticipo que este post puede que te acabe dejando un regustillo persistente a sushi y wasabi...